Ella dudó un instante. Observó la mano del joven y luego sus ojos azules. Él inclinó ligeramente la cabeza y entornó los ojos que por un segundo le parecieron peligrosos. -¿No quieres venir conmigo? Y ella sí quería pero de algún modo sentía que pertenecía a ese lugar, confiaba en su padre y en ese…